Las comunidades energéticas locales son colaboración, cooperación, sostenibilidad y economía de escala. Son entidades que ponen el foco en la ciudadanía, en la generación y consumo de energías limpias, la protección del medioambeinte y el empoderamiento social en el marco energético.
Según la Directiva Europea COM(2016) 864, una comunidad energética es «una asociación, cooperativa, sociedad, organización sin ánimo de lucro u otra entidad jurídica que esté controlada por accionistas o miembros locales, generalmente orientada al valor más que a la rentabilidad, dedicada a la generación distribuida y a la realización de actividades de un gestor de red de distribución, suministrador o agregador a nivel local, incluso a escala transfronteriza».
OBJETIVOS y BENEFICIOS DE LAS COMUNIDADES ENERGÉTICAS
En suma, dichas entidades concentran sus objetivos en tener un control directo de la energía que finalmente consumirán las personas que forman parte del proyecto. Por supuesto, poniendo en el centro de toda su actividad la energía de fuentes renovables, desde su producción, hasta su consumo o posible acumulación.
Asimismo, el término comunidad incluye también una vertiente social, al partir de una colectividad, formada por personas con un mismo fin: el de cambiar de modelo energético de forma común, con beneficios medioambientales y de respeto social.
A nivel económico, los usuarios de una comunidad energética se verán beneficiados tanto por estar utilizando energías renovables, que provienen de fuentes gratuitas, como por la reducción de los precios marcados por la compra colectiva en relación con la economía de escala.
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